Una lucha importante que el estado mexicano ha emprendido durante las últimas dos décadas, ha sido la del respeto de los derechos humanos.
Fue en 1990 cuando se crea la Comisión Nacional de Derechos Humanos por decreto de Carlos Salinas de Gortari, con esto, se marcó el inicio de la creación de instituciones y legislaciones orientadas al respeto y a la protección de los derechos humanos.
En México esto no ha sido no muy valorado, desde tiempos en los que el PRI era hegemonía y se perpetraba en el poder con la ayuda de la fuerza pública y a costa de la violación de las libertades más elementales. En aquellos años las libertades políticas aún para los del partido oficial estaban acotadas, solamente hay que recordar la frase del extinto líder cetemista Fidel Velázquez: “El que se mueve, no sale en la foto”
Sin embargo, la lucha por el respeto de los derechos humanos ha llevado a estas instituciones a la exacerbación y casi exageración en la pasión por esta defensa. Esto ha sido a tal grado, que hoy en día la sociedad llega a tener la percepción de que las comisiones de defensa de derechos humanos se han transformado en algo así como defensorías de delincuentes, poniendo en primer orden si fue sujeto de alguna violación y olvidándose de si es o no culpable del delito y con ello olvidándose también de las víctimas.
La semana pasada la Suprema Corte de Justicia dio un retroceso importantísimo, precisamente en materia de justicia, con su decisión de juzgar a militares en juzgados civiles. Y es que de nueva cuenta en el ánimo exacerbado del respeto a los derechos humanos, además de las presiones de organismos internacionales, la Suprema Corte de Justicia tomo una decisión que no resuelve nada el problema de la violencia y si acota las funciones del ejército.
Para entender la idea, hay que aclarar varios puntos: 1) Hay que recordar que el ejército está capacitado para la acción en guerra, donde la supervivencia es la primera prioridad, luego entonces, les pedimos que traten con civiles cuando su formación es de choque; 2) No sé porque tienen tan valorados los ministros de la Suprema Corte a los juzgados civiles, cuando es del conocimiento de todos los mexicanos, la corrupción que impera con los jueces de cualquier orden. Así, si un militar es eficiente en su labor y a un narcotraficante se le ocurre demandarlo por violación a los derechos humanos y de pasada comprar al juez civil que lo juzgará, tendremos a un militar que incluso podría ir a la cárcel; 3) El código de honor militar y el sistema de justicia militar son ejemplo para toda la nación, no hay motivo para que los militares sean juzgados por tribunales civiles corruptos; y 4) La justicia es solo para unos cuantos privilegiados en el país, y si no, que respondan los ministros de la Suprema Corte de Justicia, que han hecho los tribunales civiles contra los agentes de la policía federal, o contra los de las policías estatales y municipales, que sin orden de cateo irrumpen en nuestras casas so pretexto del combate al crimen, y créame, ya ha pasado y sigue pasando.
Pero el problema sobre este último punto es que en México no todos tenemos acceso a la justicia, que es un valor, que sólo está reservado para unos cuantos poderosos y mientras la sociedad nos tenemos que conformar con ver el documental de “Presunto Culpable” y sentir que por primera vez, les ganamos una.
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