NUEVA CEDULA DE IDENTIDAD BIOMÉTRICA… FIN DEL ABSTENCIONISMO

Hace ya algunos meses el Presidente Felipe Calderón presento su proyecto de la nueva Cedula de Identidad Ciudadana (CEDI) o también conocida como cedula de identidad biométrica. Denominada así ya que esta nueva identificación diseñada para los mexicanos contendrá algunos de los rasgos biométricos del portador, esto es, rasgos que nos hacen únicos y que por medio de estos seríamos identificables sin dejar lugar a duda. Algunos de estos rasgos serían las huellas digitales, mediciones faciales, ángulos cefálicos, retina e iris entre otros.

Con esto, según el Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont se podrá evitar la suplantación de identidad que tantos problemas puede acarrear a los mexicanos, y se terminara de una buena vez con la falsificación de identificaciones, ¿será?

Este programa que se prevé termine al finalizar la administración de Felipe Calderón tendrá un costo superior a los Tres mil millones de pesos para el gobierno mexicano y por ende para nosotros los mexicanos que sí pagamos impuestos.

Ante el actual panorama de crisis mundial, la necesidad de recortar gastos y programas gubernamentales, la falta de empleo y tantos y tantos males acarreados por la recesión mundial, sería por demás prudente el preguntarle a nuestros gobernantes el porqué del apuro de este costosísimo programa y preguntarse además si realmente es necesario imponer a los mexicanos un requisito y un trámite mas por el cual tienen que pagar, con su tiempo o con sus impuestos.

Lo más cuestionable del asunto, es que lo mexicanos ya tenemos un modo de identificación que es bastante costoso, solo para el 2010 el IFE solicitará al Congreso de la Unión se considere un presupuesto de 2,129 millones 993,798 pesos para el rubro llamado “Actualizar el padrón electoral y expedir la credencial para votar”.

Lo grave del asunto es que en ningún momento se ha mencionado la intención de que la actual credencial de elector será sustituida por la CEDI, si no por el contrario, de la manera más incoherente se ha insistido en que son documentos con usos diferentes y que ambos deberán coexistir, lo cual tal vez no sería del todo malo si no fuese porque tan solo en el 2010 ambas credenciales le costarán al gobierno más de 5 mil millones de pesos.

Este gasto equipara las cifras que se establecieron en el presupuesto de egresos del 2009 para el programa Oportunidades del gobierno federal destinado a combatir la pobreza, lo que hace ver como el gobierno destina los mismos recursos al combate de la pobreza y que en 2010 tenga sus 2 credenciales.

En México contamos ya con múltiples identificaciones como la credencial del IFE, la CURP, el pasaporte nacional y la licencia de conducir entre otras, lo que genera burocracia, tramitología, altos costos y molestias para la población.

Si se pensó que con la llegada del PAN al poder las cosas se simplificarían y la burocracia se reduciría, hoy Calderón nos demuestra que la gente en el gobierno no tiene como prioridad el eficientar la labor gubernamental.

Lo anterior sin considerar la desconfianza que genera en la población programas de credencialización como estos. Esta por demás recordar como en 1999 fue vendida la base de datos de las credenciales del IFE a una empresa estadounidense dedicada a realizar estudios de mercado.

Mientras el gobierno no de certidumbre a sus actos, sospechas como esta y hasta de tipo apocalíptico caerán sobre él cuando pretenda destinar cantidades como tres mil millones de pesos a estos programas. Y es precisamente una de estas sospechas las que hoy me inspiran a escribir estas líneas y es que fueron precisamente las declaraciones que afirmaron que la credencial de elector no desaparecería con la nueva CEDI que comencé a preguntarme entonces cual sería el uso real de esta nueva identificación.

La verdad no tarde mucho, solo me basto echar una hojeada a las cifras de abstencionismo de las últimas elecciones para entender por donde viene la verdadera intención de tan fastuoso gasto. Así es, ante la incapacidad de los gobiernos para resolver los problemas más simples de nuestro México y el cinismo para justificar ineptitudes y corrómpelas, la población ha optado por no perder un domingo más de su tiempo y darles legitimidad a este grupos de políticos ineptos e ineficientes y escoge pues por el tan criticado abstencionismo o por el mas modernamente llamado voto nulo.

Y como para muestra basta un botón, he aquí algunos datos de las últimas y costosas elecciones en nuestro país. En las elecciones federales intermedias de 1985 la abstención fue de 49.3%; en 1991, de 39.7%; en 1997, de 42.3%; en 2003, de 58.8%. y en las pasadas elecciones de julio del 2009 fue del 56.22 %. Las anteriores cifras reflejan la participación ciudadana para elegir a sus representantes en el congreso de la unión, pero que hay de nuestro actual presidente. En el año 2006 la abstención fue de 41.45%, lo que significa que apenas un poco más de la mitad fue a votar para elegir presidente y Felipe Calderón gano con el 35.85% de la votación total, es decir que, considerando la abstención hoy tenemos un presidente que fue elegido por 21.01% de la población inscrita, en otras palabras tenemos un presidente elegido por la quinta parte del padrón electoral.

Pero, entonces que finalidad tiene la famosa CEDI con relación a lo electoral, bueno pues muy sencillo, al momento de marcar a la Cedula de Identidad Ciudadana como la nueva forma oficial para identificarnos, la credencial de elector dejará de tener vigencia e interés para los ciudadanos, si hoy en día tenemos a mas de 70 millones de mexicanos inscritos en el padrón electoral es porque la credencial de elector es necesaria para la vida cotidiana, identificarnos, cambiar un cheque en el banco, realizar algún trámite ante el gobierno, son solo algunos de los usos que tiene este documento, pero, cuando de manera obligada los mexicanos tengamos que realizar el trámite de la tan famosa Cedula, solamente entre el 40 y el 50 % de población tendrá algún interés por conservar la credencial del IFE por lo que haciendo este pequeño ajuste matemático, hipotéticamente podríamos tomar como ejemplo la pasada elección para presidente, y podríamos decir que Felipe Calderón fue elegido por más del 50% del padrón electoral lo que legitimaría esta y las futuras elecciones.

Otro factor aun a considerar es que las elecciones se ganan con dos tipos de electores, los votantes duros de los partidos y los llamados “indecisos”, y son estos últimos los que se inclinan a votar por un candidato, el otro o por abstenerse, de esta forma sin temor a equivocarnos podemos decir que ante la apatía de la gente por la política el padrón pudiera llegar a reducirse hasta un 30 % de la actual inscripción lo que dejaría a los partidos con el control total de las elecciones por su puro voto duro, excluyendo con esto al resto de la población…